miércoles, noviembre 30

¡Esclavo del consumo!

     ¿Cuantas veces no hemos sucumbido ante los bombardeos de “ofertas” y promociones con descuentos casi irrisorios, que nos hacen pensar que estamos haciendo una buena compra?

       Bueno es hora de pensar y cuestionar, que al hacer esto, solo estamos participando y haciendo que funcione a la perfección, este sistema económico que lo que hace es promover el endeudamiento y consumismo, con el fin de paliar situaciones de menosprecio por la falta de reconocimiento mutuo, el cual se basa en la identificación con los diferentes productos que adquirimos. Lo único que ha logrado este proceso es que: “La deuda total de los hogares chilenos estimada por el Banco Central al septiembre pasado (septiembre 2008) fue de $28.212 miles de millones… de dicho total 72% corresponde a deuda bancaria y el resto incluye deudas en casas comerciales, cajas de compensación y compañías de seguro […] en otras palabras, las familias chilenas están destinando un quinto de sus ingresos mensuales para servir deudas contraídas en periodos anteriores” (ODECCU, 2009).
 Los datos anteriores nos hacen pensar en lo que pasa en la mente de cada sujeto, para llegar a este nivel de endeudamiento. Puede haber una amplia gama de causas, pero dentro de lo que identificamos como importante, el endeudamiento se debe a que una persona deposita su identidad, la capacidad de diferenciación con respecto a la otra, en los artículos y productos que compra, asociando el valor del producto como valor del individuo. Todos alguna vez hemos hecho algún comentario burlesco o peyorativo respecto al tipo o poco valor de la ropa, celular, zapatos que lleva alguna persona. Sin embargo este afán diferenciador, es más bien homogeneizador, porque la gran mayoría de los sujetos se encuentran en una situación similar, alienada con el consumo.
Cabe destacar que muchas familias de muy escasos recursos, los cuales llegan a ser un 13 % de la población de Chile, utilizan el crédito para sobrevivir o “llegar a fin de mes”, (ODECU, 2009) sin tomar en cuenta que después no tendrán como pagar, por su misma condición, lo que genera un círculo vicioso.
Un factor importante es que existe una oferta indiscriminada de créditos y múltiples facilidades para adquirirlos, a más de alguien lo han llamado de alguna casa comercial o banco, avisándonos que tenemos un crédito aprobado por un monto de dinero considerable, sin ni siquiera pertenecer a dichas instituciones y ni mucho menos haber realizado una petición de él. “Existe una oferta crediticia sin límites, y donde cada uno debe aprender a protegerse” (ODECU, 2009).  

Referencias
Organización de consumidores y usuarios de chile (ODECU) (2009), sobreendeudamiento en chile.  

lunes, noviembre 14

La deuda inducida


El objetivo de este blog es el análisis de una de las consecuencias más graves que tienen, según nuestro enfoque, las desigualdades socioeconómicas en nuestro país: el endeudamiento. Esta es  una consecuencia que a raíz de su masificada presencia en la población – por poner un ejemplo,  el número de deudores  bancarios y no bancarios el año 2008 era mayor a los 6 millones de personas, habiendo aumentado en casi un millón de personas desde el año 2005 (SBIF, 2008),-  y de su determinante influencia en la mantención de estas mismas desigualdades, se ha convertido en un problema social, dejando de ser sólo un síntoma del problema mayor, es decir, la desigualdad socioeconómica.

De acuerdo a cifras publicadas por la SBIF, a junio de 2007 existían en el mercado 29 millones de
tarjetas de crédito de las cuales se utilizaban mensualmente cerca de 8 millones, representando
para el mes de junio transacciones por $418,544 millones.  (centro de estudios monetarios latinoamericanos, 2008)

Nuestro propósito es la puesta en evidencia de una realidad que, teóricamente es conocida por todos, pero que en la práctica cotidiana y especialmente en las prácticas comerciales no es tomada en cuenta y de hecho es invisibilizada por una de las partes en la relación comercial, esta realidad es la “inducción a la deuda” que ejercen constantemente las instituciones financieras bancarias y no bancarias. Esta practica es, según nuestro punto de vista, parte importante de la maquinaria capitalista y, en palabras de Merton (N.D.), del “tipo de adaptación” que este sistema induce en los individuos.
 Este tipo de funcionamiento económico y social induce al individuo a comportamientos desviados, muchas veces poco adaptativos y uno de estos, según nuestra hipótesis es el endeudamiento, una de las pocas soluciones que ofrece un sistema que promueve como casi único valor social el éxito económico y que induce por tanto a buscar el reconocimiento de los otros por este único camino: la acumulación de bienes sin importar los costos que esto signifique (Merton,N.D.).Así, las personas inmersas en el sistema capitalista, acceden a tarjetas de crédito, avances en efectivo y otras opciones que ofrece el mercado, para así poder obtener aquellos bienes y servicios que debieran otorgar esa “gran satisfacción” a la que pareciera ser, nunca se logra llegar.