viernes, diciembre 2

“Jóvenes como blanco fácil”


No queremos caer en el consumismo, criticamos a las grandes empresas, pero en verano, somos los primeros buscando “pega” y terminamos trabajando para los mismos que repudiamos, y para más, trabajamos para adquirir todos aquellos bienes que no son accesibles al simple bolsillo del universitario. A veces por esta misma razón del poder de adquisición deficiente de algunos jóvenes, es que acceden a tarjetas de casas comerciales (retail). Al entrar a la universidad, ya se es un potencial consumidor y adquisidor de tarjetas de todo tipo, ya se es mayor de edad y con total responsabilidad y discernimiento ante la ley a los 18 años (LEY 19221 promulgada en 1993). Se puede contraer matrimonio, viajar al extranjero y comprar una vivienda sin necesidad de autorización notarial de los padres. Si se pueden hacer cosas con ese nivel de responsabilidad, ¿Por qué las casas comerciales no pueden permitir el acceso a sus tarjetas a estos potenciales consumidores?
 Entrevistamos a un joven profesional (Alejandro López) que confiesa que al entrar a la universidad, lo bombardearon con ofertas, y él cayó ante esto. Tenía 19 años cuando decidió aceptar la adquisición de la tarjeta CMR, sin preguntarle a nadie ni tener ingresos como para poder pagar las posteriores cuotas, pero por suerte, antes de caer en la tentación de comprar, se dio cuenta de que era riesgoso y decidió cerrar el contrato. Luego, un par de años después decidió obtener la tarjeta de Almacenes Paris (como se llamaba en aquellos años), y reconoce que le parecía que “comprar era más fácil”, ya que pudo comprar cosas que antes nunca habría podido obtener, pero el problema surgió después, se percató que al atrasarse en sus pagos, empezaban los cobros absurdos.

“A veces me daba lata ir a pagar, hasta que me di cuenta que me empezaban a cobrar intereses y otros pagos por mantención y no sé qué más que metían por ahí (…) y bueno, hasta que me aburrí y decidí cerrarla, esa idea de comprar fácil hacía que comprara mucho y después había que acomodar las cuotas. (…) después que ya empecé a trabajar opte por la tarjeta de crédito para pagar todo y no endeudarme de más”.
                                                                                                        Alejandro López

Si más gente repitiera esta historia, pensando mejor antes de acceder a estas “facilidades”. Si uno no es riguroso jamás se daría cuenta de que este “comprar fácil” podría volverse más complicado y riesgoso de lo que parece. Para esto creemos que son necesarias algunas medidas que eduquen a la población, creando así conciencia para no llegar siquiera a este punto de tener que caer en la trampa del consumismo para descubrir que nos han elegido para caer como un blanco fácil de caer en el endeudamiento. 

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